Pasados los primeros días desde su nacimiento y una vez haya caído el cordón umbilical, llegará el momento de dar el primer baño a tu bebé. Para ello, prepara todo el material necesario y colócalo a tu alcance, para facilitar la tarea y no descuidar ni un momento a tu pequeñín. La habitación debe estar a una temperatura adecuada, alrededor de los 25 ºC, y no debe de haber corrientes de aire.

El jabón que vayas a utilizar ha de ser específico para bebés, pues a estas edades tan tempranas, los niños tienen aún la piel muy frágil. Además, así evitarás irritaciones y posibles alergias. La temperatura del agua debe oscilar entre los 34 y los 37 °C: si es menor, el bebé se enfriará rápidamente; si es mayor, le resultará muy caliente y hasta puede llegar a quemarse. Comprueba la temperatura con un termómetro de baño, o con el codo o la parte interna del antebrazo, donde la piel es más sensible.

Sumerge poco a poco al bebé en el agua, usando una de tus manos para sostener su cuello y cabecita. De vez en cuando, vierte un poco de agua con un vaso o taza de plástico sobre su cuerpo para que no se enfríe.  El cuerpecito enjabonado de un bebé es muy resbaladizo, así que procura sujetarlo firmemente. Usa muy poco jabón y lávale el cuerpo de arriba abajo y de delante hacia atrás usando tu propia mano, una esponja muy suave o un pañito húmedo.

Cuando vayas a secarlo, envuélvelo en una toalla con capucha y sécalo con suavidad, sin frotarlo.